La Policía Nacional ha detenido este martes a Nora Miralles y Roger Santacana, investigados por quemar fotos del Rey y sobre quien pesaba una orden de detención al no comparecer por una citación de la Audiencia Nacional, ha informado la CUP en su cuenta de Twitter
Mientras que Soraya Sáenz de Santamaría hace autocritica y propone un gran pacto de Estado sobre Cataluña en el que una pata sería el diálogo y la otra un acuerdo básico con el PSOE, el presidente de la Generalitat dice que todo es un gran simulacro y sigue caminando hacia el choque de trenes.
Podemos en Cataluña y en cualquiera de las regiones aquejadas de independentismo son un verdadero desastre. En el resto de España no tienen reparos en usar el patriotismo español como recurso estratégico para captar adeptos. En Cataluña la palabra España no aparece ni en el último rincón del más insignificante comunicado de esta formación política.
El esfuerzo del Ayuntamiento de Barcelona por conectar con la numerosa población inmigrante que reside en el distrito de Ciutat Vella ha acabado por excluir a la lengua castellana de la cartelería municipal.
El servicio de Urgencias del Hospital Vall d' Hebron de Barcelona está colapsado y acumula 87 enfermos esperando habitación, muchos de ellos en camillas estacionadas en los pasillos, lo que ha obligado al centro a derivar algunos pacientes al Hospital Sant Rafael y al Pere Virgili.
Los servicios de limpieza del aeropuerto del Prat se encuentran en huelga por una precarización de su empleo, y han desatado, de rebote, una guerra entre el ministerio de Fomento y la Generalitat de Cataluña. El motivo: nadie sabe quién tiene que dictar los servicios mínimos.
La vicepresidenta del Gobierno se entrevistó ayer en Barcelona con Millo, Iceta y Arrimadas
Viajes continuos a Barcelona, un pie puesto en Cataluña. La vicepresidenta del Gobierno quiere enamorar a los catalanes con su apuesta por el diálogo sin salirse de la ley.
Además de la flagrante desobediencia a la ley que supone plantear la secesión sin respetar la soberanía nacional, lo más surrealista del proyecto independentista de la Generalitat es pretender ejecutarlo pese a la grave situación económica que arrastra la Administración catalana. Para ello, Puigdemont y sus socios no dudan en recurrir a los mecanismos del Estado para auxiliar a las comunidades autónomas, mientras destina ingentes cantidades a alimentar la utopía separatista. Este doble juego, cínico e irresponsable, ha vuelto a ponerse de manifiesto en las últimas horas, tras la presentación del proyecto de ley de los presupuestos de la Generalitat para 2017.
