viernes, 19 de abril de 2024 00:16h.

Susana Díaz es de Pontevedra

Ricardo Morales Jiménez/Democresía

Ella muestra un temple que tiene poco que ver con el espíritu trianero. Apuesta por el bosque, por el cerro, por los riachuelos y pastos. Apuesta por un verdor que a Sevilla, por el favor de otros encantos, le ha sido privado. Ella sigue la línea que tantos frutos le ha dado al Presidente del Gobierno

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Hay una cuestión que es innegable. Susana Díaz tiene temple. Tiene aguante. 

Es una mujer que desde el primer momento de su carrera política ha tenido que demostrar que está ahí por su carácter, independientemente de los dedos de los siempre bajo sospecha Chaves y Griñan. Por la contundencia de su discurso, siendo éste en ocasiones -como la presente- nulo. Porque lo que ha descolocado a los fagocitadores de exclusivas que se apostan amanecer tras amanecer en la sede de Ferraz ha sido el mutismo de Díaz.

¿Se va a presentar a la Secretaría General?

Y corre la planta rodadora delante de los micrófonos.

Medios y lectores de tweet esperan el titular. La contundencia de una rueda de prensa o de un acto en alguna localidad andaluza que termine por confirmar la existencia de una “tercera vía” femenina para rearmar el Frankenstein socialista. 

Desde que el pasado 15 de enero Patxi López, el institucionalista del PSOE, decidiera jugar a lo de “yo habría seguido con el no es no” y el fantasma de Pedro Sánchez el 28 de enero – después de su peregrinación sin propósito de enmienda por España-, anunciara su candidatura hablando de “piscinas medio llenas”, se está esperando que Susana Díaz dé un paso al frente.

Pero ella muestra un temple que tiene poco que ver con el espíritu trianero. Apuesta por el bosque, por el cerro, por los riachuelos y pastos. Apuesta por un verdor que a Sevilla, por el favor de otros encantos, le ha sido privado. Ella sigue la línea que tantos frutos le ha dado al Presidente del Gobierno durante sus 10 meses en el desierto. Sigue la estela de Rajoy. Curtida a base de galleguizarse hasta el extremo y reafirmar el tópico mediático de “la impasibilidad” del político.

La presidenta de la Junta de Andalucía arguye que seguirá con los “tiempos ordinarios” (¡Bendita reminiscencia liberal!), lo que le da de margen hasta el 28 de febrero para oficializar su candidatura.

Sin embargo existen algunos factores que pueden precipitar sus pasos y alejarla del marianismo. La presión con el conflicto sanitario, la pérdida de popularidad y el show shakesperiano de Sánchez en Dos Hermanas el pasado sábado, pueden hacer que presente sus cartas, avaladas por el siempre culebril Zapatero y la gestora del PSOE, antes de tiempo.

Esto rompería con la lógica del marianismo, que es por principio dejar que los acontecimientos sigan su curso hasta el hartazgo, hasta el límite del espacio-tiempo, donde ya la noticia se haya filtrado por tantos lados que pierda poder real el hecho a anunciar que no es otro que Susana Díaz quiere, desea y va a hacer todo lo que esté a su alcance para ser la próxima secretaria general del PSOE.

Aunque suponga abandonar el ganado, el pazo y el bosque animado. Aunque implique echar por tierra el galleguismo que en tiempos revueltos como los que nos toca rumiar, de exclusivas diarias y shows de impacto TV, tantos objetivos ha cosechado con la contundencia del paso de los hechos.

Imagen de portada perteneciente a “El Periódico”.

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