viernes, 19 de abril de 2024 00:16h.
Política
Imagen de Lo Transversal

Lo transversal

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Para ser transversal hay que vivir en dos mundos, y ser capaz de sacar lo mejor de cada uno. Luego se puede ser transversal desde la radicalidad o desde la moderación. Muchos son los que lo intentan, pocos lo consiguen.

Imagen Iñigo Errejón

Errejón en el dolor de España

>No sé si la irrupción de Iñigo Errejón animará algo la carrera electoral del 10N. Desde luego,  Errejón es un hombre avispado, y bajo ese aspecto de adolescente empollón, se esconde una persona de  estrategia y con un clara intención de ser voz destacada en la política española. Lo de Madrid no ha sido más que un trampolín.  Muy pocos pensaron otra cosa

>En el PSOE de Pedro Sánchez le miran con mucho agrado pero el sigue pensando que lo suyo va mucho más allá. Sueña con un proyecto auténticamente transversal sobre el que construir un discurso que reivindique el patriotismo por la izquierda. “Me duele España”,  ha dicho en su lanzamiento

>Lo que está claro es que el Podemos de Pablo Iglesias está en proceso acelerado de descomposición y la última jugada de Errejón no es más que la puntilla

>Su invento electoral se llamará Más País. Se especulaba con la posibilidad de que se llamará Más España siguiendo la lógica del Más Madrid. Hubiera sido el gran atrevimiento:  irrumpir en el ruedo por la puerta izquierda rompiendo los viejos moldes que  asocian la palabra España con los tiempos ahora en trance de ser exhumados

>Hubiera sido el gran atrevimiento, pero Errejón y su partido no se han atrevido del todo y dan medio paso, no hacen la valiente pirueta que hubiera supuesto llamar al país por su nombre del mismo modo que llamaron a la capital por su nombre. Sin embargo, es bueno que cada vez más la izquierda española viva en una relación de afecto con España de forma pública y notoria , a pulmón lleno. Siempre es un paso hacia delante

>Errejón, por lo demás, salta a la arena en busca de su cuota en la formación del llamado “bloque progresista”. Sin asumir grandes riesgos dialécticos, algo ya habitual en la Nueva Política

@Nuevosurco

Imagen Albert Rivera

La brújula de Rivera

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En algún momento, allá por 2015, ciertas encuestas favorecedoras le colocaban ya al borde de la Moncloa frente a un PSOE descompuesto y sin rumbo, zarandeado por un Podemos al alza, y un PP aviejado con un Mariano Rajoy resistiendo a toda costa. A Rivera se le presentaba en ese contexto como al hombre del momento, al gobernante necesario, la gran esperanza en el resurgir de nuestra democracia bajo el reinado de Felipe VI. Pero  a medida que esa posibilidad se fue alejando, la figura de Rivera se fue desdibujando, como su propio partido, que ha pasado de ser un potente alegato frente al independentismo en Cataluña con una proyección centrista en toda España, a convertirse en un actor imprevisible y confuso en el escenario político nacional. El asunto se torció definitivamente cuando Albert Rivera decidió que lo suyo era única y exclusivamente dar la batalla por el  liderazgo en el centro-derecha, ganársela a Pablo Casado.

Imagen Postureo

#Postureo

ENS-Politica

El verano que se nos ha ido entre algunas tormentas bravuconas nos ha dejado imágenes asombrosas de postureos sublimes y frenéticos, como si uno ya se fuera de vacaciones solamente para saborear una peculiar forma de vivir este periodo a través de redes sociales retocando los instantes a placer y siempre evitando los inevitables grises cotidianos , sin grandes sobresaltos ni atascos, ni sudores ni quemaduras con el sol, pero también sin la intensa y duradera tonalidad de la realidad esplendorosa y bella que no puede ser contada al minuto porque solamente puede ser vivida sin más  y guardada en el recuerdo para recrearla, retocada por el tamiz de la memoria, en los momentos por venir propicios para la añoranza. El caso es que los políticos de España se han entregado de lleno al furor de la imagen captada y retocada y nos ofrecen sin parar una serie holliwoodiense de instantáneas nada inocentes. Estamos en la quintaesencia de la Nueva Política.

@NuevoSurco

Imagen Ortega y Gasset

¡No es esto, no es esto!

ENS-Política

>España consiguió superar ese pesimismo secular en la gozosa alegría de 1978, año de la reconciliación por excelencia. En aquellas fechas se fraguó el gran éxito colectivo de toda España. El gran éxito de la época moderna, por ser democrático y de todos. Prosperidad, paz y libertad, todo en uno, sin exclusiones ni sectarismo. Esa era la gran y radical novedad. “¡Sí es esto, sí es esto!”, hubiera dicho posiblemente Ortega y Gasset.

>Sin embargo, nuestro país se encuentra en este momento sumido en un nuevo trance, otra encrucijada. No se trata ahora de cambiar de régimen, pero sí de reformar y apuntalar lo construido durante los últimos cuarenta años, y hay serias dudas de que algunos de los mimbres sean los más adecuados. El hastío de la ciudadanía española es cada vez mayor. Algunos de nuestros políticos basan su acción en la foto y el tuit como en una gran feria de las vanidades en la que lo único que importa es alimentar el ego.

Imagen toma posesión García-Page

García-Page en la segunda parte del partido

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Todo en el discurso de García-Page es como querer ocupar una gran llanura central donde el corazón funcione con sus dos ventrículos. Lo ha llamado "socialdemocracia de 180 grados". 

Imagen Ciudadanos y la normalidad

Ciudadanos y la normalidad de España

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>El partido que vino a ensanchar espacios y poner aire fresco en el denso y contaminado mapa  político español se ha convertido en el maestro de los cerrojos y los precintos, en el gran tejedor de cordones sanitarios, en el instrumento de un líder en su particular batalla por hacerse con el predominio en el centroderecha en un momento en el que lo más útil para los intereses de España, desde una simple y llana visión patriótica de las cosas, sería facilitar un gran bloque central que impida que el independentismo meta sus sucias manos en la gobernación del país. Lo más útil sería facilitar un periodo de reformas, con una ambiciosa agenda social, que apuntalen definitivamente el edificio que los españoles construyeron como casa espaciosa y habitable para todos hace más de cuarenta años. Ese sería el éxito, se ponga Rivera como se ponga, aunque ese éxito se lleve por delante su ambición personal.

>Sería lo normal en un país democrático, pero tan normal como que nadie se siente a negociar investiduras con grupos políticos de raigambre totalitaria que en algunos casos han dado cobertura política al terrorismo y al tiro en la nuca hasta anteayer. Arrancar de esos grupos, por más que sean fuerza política importante en su territorio, una abstención no deja de ser una extraña concesión a la anormalidad. Tanto como que un partido que se declara centrista, y que ha presumido en algunos momentos de vocación progresista, ni siquiera se siente a hablar con el PSOE.

Imagen El Roto

Pactos y democracia: ¿Hay regeneración?

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>Necesitamos un relanzamiento urgente de la democracia en su  dimensión más genuina. Los pactos para gobernar ayuntamientos nos ponen sobre el aviso. Pactos y mas pactos en los que se han  intercambiado concejales tal que coliflores y patatas, entre unos y otros, como en un gran cambalache. La aritmética parlamentaria se impone al modo de una gran espesura entre lo que queda depositado en una urna y lo que ejecutan los órganos representativos en virtud de los pactos. Porque, es cierto que el entendimiento y el diálogo entre diferentes es la virtud esencial de la democracia, pero  lo es aún más, y por encima de todo, la voluntad popular, y hay mecanismos para interpretarla más efectivos que la excesiva aritmética parlamentaria. Por ejemplo, la doble vuelta entre las dos candidaturas más votadas. Propiciará este debate la nueva política, ¿o estamos en lo de siempre?

Imagen Albert Rivera-Ciudadanos

La confusión naranja

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>Ciudadanos se lanzó a la arena política desde Cataluña, donde ha cumplido una encomiable labor de respuesta a las tendencias claramente totalitarias del independentismo, para presentarse a la sociedad española como un movimiento político de vocación transversal y regeneracionista, con una ubicación inicial en el centro progresista y la socialdemocracia. Después cambiarían el anclaje en favor de un genérico “liberalismo”, coincidiendo con el recrudecimiento de la batalla con el PP por el control de todo el espacio a la derecha del PSOE. Todo por una cuestión personal: la obsesión de Albert Rivera por comerse la merienda de Pablo Casado y convertirse en el líder de referencia del centro-derecha español.

Imagen García-Page

Emilianismo

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El emilianismo se consolida como un ejercicio práctico de transversalidad apegado al terreno en la España de los dos bloques políticos