jueves, 25 de abril de 2024 08:57h.

Para no perderse en la crisis del PSOE

Javier López

A Pedro Sánchez le ha salido bien enmarcar el  actual enfrentamiento en el PSOE como una lucha motivada por factores ideológicos y de posicionamiento político entre “sanchistas” afines a las posiciones  más izquierdista, y por tanto, más proclives a pactar con Podemos, y aquellos otros (genericamente “susanistas”)  más derechitas y proclives a entenderse con el PP de Mariano Rajoy

 

Esa visión o enmarcado del enfrentamiento es errónea e interesada. Pedro Sánchez es un hombre sin ideología, un claro exponente de la “nueva política” (con minúscula)  fundamentada en el predominio de la imagen, los eslóganes y las frases vacías de contenido. Eso es lo que le une a Podemos en mucha mayor medida que la coincidencia en postulados de izquierda. Sánchez (conviene no olvidarlo) era el exponente más moderadito del PSOE cuando se postuló a la secretaria general frente a la candidatura “más radical” de Eduardo Madina.  De hecho era el candidato preferido por los sectores más conservadores del país que le identificaban como “ese chico tan educado que participa en las tertulias de 13TV”. Solamente hace dos años de aquello.

También le une a Podemos, y en general al bagaje propio de la “nueva política”, las apelaciones a una supuesta democracia de bases, de asamblea o de militantes, en la que sustenta su liderazgo. Lo cierto es que esa supuesta democracia no deja de ser un recurso estratégico más del que se echa mano cuando conviene, pero también se manipula o se anula cuando estorba.

Por el contrario, el PSOE cuenta con un organismo ampliamente representativo que es su Comité Federal, de 295 miembros. A él se debe Pedro Sánchez, pero la situación que vive el partido es tan grotesca que la presidenta del Comité, Verónica Pérez, no consigue pasar del vestíbulo de la sede central del partido.

Finalmente el PSOE sí que tendrá que encarar un debate ideológico profundo, más allá del uso y abuso que de “lo ideológico” está haciendo Pedro Sánchez para enmascarar lo que es una pura y simple ambición personal. El debate será entre los que quieran un PSOE supuestamente “de militantes” como una suerte de versión rosa del populismo morado y siempre dispuesto a apoyarse y pactar con los que no quieren saber nada del proyecto colectivo de todos los españoles, y los que apuesten por el PSOE con su estructura orgánica y representativa conocida con un discurso único y reconocible en todo el territorio de España.