jueves, 18 de abril de 2024 03:36h.

Don Quijote y Donald Trump

Javier-López

Don Quijote comprende al final de la inutilidad de ciertos empeños del corazón en mundos viejos y resabiados, pero también supo de asaltantes de caminos disfrazados de caballero andante. Trump podría ser uno de ellos.

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Manda el primer plano de la actualidad, hasta el punto de que Donald Trump lo ocupará a buen seguro durante los próximos años. Y una de sus primeras decisiones ha sido eliminar el español de la página web de la Casa Blanca (decisión que ha sido después justificada de una forma poco convincente), lo cual ha provocado una acertada reacción de protesta del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, entre otros aunque muy pocos. Comprendo los condicionantes geopolíticos y nuestra dependencia de Estados Unidos, pero faltan voces en España a la altura de las circunstancias y el papel que se nos supone en el mundo de alma mater de la comunidad hispana. Quizá sea pedirle peras al olmo dada nuestra tradicional complacencia desde antes de la actual etapa democrática con todo lo que viene de Estados Unidos. Somos seguramente a nivel gubernamental (no tanto a nivel de calle)  el país del mundo occidental más pelota con el universo USA, a veces más cerca del lacayismo descarnado que de esa amistad de aliados solventes y confiables que se encargan nuestros presidentes del gobierno de sacar a relucir en cualquier discurso oficial de envergadura en lo tocante a Estados Unidos.

Sabemos, por ejemplo,  que el alumbrado madrileño se modernizó considerablemente para recibir a Eisenhower y que las bases en nuestro país con minicolonias  de miles de hectáreas en las que un español no pinta nada más que en calidad de invitado. Nos queda el derecho al pataleo en cualquier discusión de barra de bar y una cierta dignidad de español viejo que sabe que el nuestro fue un imperio más de verdad, más digno y más extenso: esa dignidad del ingenioso hidalgo a la que hace referencia el presidente de Castilla-La Mancha en su protesta por lo de la página web. Porque bien comprendió  Nuestro Señor Don Quijote, ya de vuelta a la piel de Alonso Quijano,  de la inutilidad de ciertos empeños del corazón  en mundos viejos y resabiados, pero también supo de esos asaltantes de caminos disfrazados de caballero andante. Donald Trump podría ser uno de ellos. Veremos qué pasa.

No entiendo, por lo demás, como a ciertos sectores que presumen de patriotismo fuerte y corajudo en España se les llena la boca de saliva edulcorada alabando las virtudes del presidente Trump, como si fuera el precursor de una patria anhelada o perdida. No se entiende como un patriota español puede decir algo bueno de una persona que ha colocado a la comunidad hispana como objeto de sus más groseros espumarajos verbales, al margen de lo que ocurra finalmente con la página web. Desde la tierra del Quijote, como dice García Page, habría que recordarle a Donald Trump que cuando la criatura ideada por Miguel de Cervantes cabalgaba por las llanuras de La Mancha imaginando mundos mejores, España ya había dejado su huella no solamente en todo el sur y centro de América sino también en buena parte de lo que hoy es EEUU. Ese es el origen de la fuerza de lo hispano hoy allí.. 

Casi seiscientos millones de personas hablan en el mundo la lengua de Cervantes,  el segundo idioma de los EEUU con más de cincuenta millones de almas en ese país para las que es su modo de comunicarse habitual,  y ahora llega a la Casa Blanca un presidente extravagante y grosero despreciando ese potente latido de humanidad palpitante.. Es el suyo un empeño vano, un brindis al sol que no evitará que más pronto que tarde un presidente hispano llegue a la Casa Blanca. El llamado voto latino es fundamental a día de hoy para conseguir acceder al Despacho Oval. En las últimas elecciones se puso en este factor la confianza para evitar la victoria de Trump. No pudo ser, seguramente porque la candidata demócrata no era una buena opción, pero comienza muy mal Trump despreciando nuestro idioma y su fuerza arrolladora. Emiliano García Page ha acertado protestado. Me gustaría escuchar una protesta al más alto nivel del Estado. Posiblemente no llegará porque aquí ya hasta le hemos puesto figura en el Museo de Cera al estrafalario personaje de la extraña figura.

Artículo publicado en La Tribuna de Castilla-La Mancha