viernes, 26 de abril de 2024 12:04h.

¿Por qué estaba tan seria la Reina en las Cortes?

Las redes no tuvieron piedad con el evidente gesto de enfado de la esposa de Felipe VI en la solemne ceremonia

La mañana de este jueves, 17 de noviembre, tuvo lugar un acontecimiento muy señalado en el reinado de Felipe VI, ya que por primera vez presidía como monarca, acompañado de Doña Letizia y sus hijas Leonor Sofía, la ceremonia de apertura de las Cortes Generales en una nueva legislatura. Discurso del Rey aparte, que fue en general muy bien valorado, el protagonismo no correspondió esta veza sus hijas, que suelen acaparar la atención por lo poco que se prodigan en actos oficiales, pese a que Leonor y Sofía tuvieron una vez más un comportamiento exquisito en su estreno en un acto político. Ataviadas con sendos vestidos de corte imperio (en granate la Princesa de Asturias y en gris la Infanta), ambas saludaron, estrecharon manos y sonrieron incansables todo el tiempo, haciendo un esfuerzo sobrehumano por estar a la altura aunque sólo tienen 11 y nueve años.

Sin embargo, en esta ocasión el protagonismo, o, más que eso, la comidilla fue la Reina Letizia, por el talante ostensiblemente incómodo que exhibió desde que a las 12 en punto se bajó del Rolls Royce regio, luciendo por cierto un vestido verde cromo de Felipe Varela que ya ha repetido cuatro veces desde la fiesta nacional de 2014. Posteriormente, su expresión osciló entre el mal humor y la seriedad, cuando no la total ausencia, especialmente mientras asistía desde la presidencia del hemiciclo a los discursos de la presidenta del Congreso, Ana Pastor, y del propio Don Felipe, quien, tras acabar su intervención, dedicó una sonrisa de complicidad a su mujer, ante la que ella, impávida, dirigió su vista al infinito. Lo único que parecía acaparar su atención eran sus hijas, de las que estuvo pendiente cada segundo, marcándoles incluso con una seña cuándo tenían que aplaudir o parar de hacerlo.

Una actitud que desató una avalancha de comentarios en las redes sociales: "No entiendo la cara de enfado que luce la Reina desde esta mañana"; "La cara de Doña Letizia, un poema", o "A la Reina se la ve con ganas de salir corriendo". Era tan evidente que incluso una cadena de televisión requirió la opinión de Pablo Iglesias, el líder de Podemos, que zanjó la cuestión con bastante poca delicadeza: "No quiero ofender a nadie, pero el estado de ánimo de la mujer del jefe del Estado es algo que me trae sin cuidado".

Camisetas republicanas

Precisamente, los desplantes que los miembros de Unidos Podemos hicieron al monarca, negándose a aplaudir su discurso, permaneciendo sentados cuando entró, e incluso portando insignias republicanas (como Alberto Garzón o Diego Cañamero con su camiseta de "yo no voté a ningún Rey"), son parte de las causas que se barajaban para explicar el malestar de Doña Letizia. Otros, por contra, especulan con que la consorte de Felipe VI no estaba precisamente contenta con el rumbo político iniciado en esta legislatura, pues a diferencia de la Reina Sofía, fija en casi todas las juras de presidentes que se celebraron en Zarzuela siendo rey Don Juan Carlos, dio plantón en la de Mariano Rajoy, primera del reinado de Felipe VI, y también posteriormente en la de sus ministros.

Opiniones hay para todos los gustos, ya que no faltan tampoco quienes atribuyen el humor sombrío de Doña Letizia a la asistencia de sus hijas al acto, sobre todo en un día lectivo en el que tuvieron que perder colegio, pese a que Don Felipe acudió en mayo de 1979 a esta misma ceremonia también con 11 años, los mismos de Leonor. Es del dominio público que la Reina es muy remisa a exhibirlas en público, pues quiere que tengan una infancia lo más normal posible y alejada de los focos. Algo que subrayaron algunos tuits malintencionados como el de Tania Sánchez: "¿Las infantas no deberían estar hoy en el colegio?". Más veneno llevaba el de la también podemita Carolina Bescansa: "Letizia, si llevas a tus hijas al Hemiciclo, prepárate para una campaña de insultos", en alusión a los que padeció ella cuando llevó a su bebé al Congreso. Habría que matizar que su hijo no es heredero a trono alguno, y además Leonor y Sofía han superado con creces la fase de tomar el pecho en el escaño.

Lo que sí es cierto es que a Doña Letizia parecían preocuparle más sus hijas, exageradamente quizá, ya que están muy bien educadas, que el acto institucional. La prueba es lo ocurrido durante el posterior besamanos, donde la Reina se limitó a estrechar la mano con un lacónico "buenos días", mientras a su lado la princesa de Asturias y su hermana daban la mano a más de 600 personas. En la recta final, de repente, rodeó a las niñas y se las llevó a un sillón, ante la sorpresa de Mariano Rajoy, Ana Pastor y el propio Rey Felipe. Parece que Sofía, la pequeña, no se sentía muy bien o estaba muy cansada, ante lo cual el monarca se acercó a interesarse por su hija, siendo una vez más ignorado.

Situación un tanto peculiar que puso el broche al acto en el Congreso, ya que no se celebró la recepción en el Salón de los Pasos Perdidos que fue tradición durante los años del reinado de Don Juan Carlos. Tras la parada militar de despedida, mientras sus hijas montaban en un vehículo con el banderín del escudo de la Heredera, Doña Letizia subió de nuevo al rolls que les trasladó a ella y a Don Felipe a Zarzuela. Seguramente en ese trayecto se desveló la gran incógnita: la verdadera causa del malestar de la Reina.