sábado, 27 de abril de 2024 00:09h.

El muro de Trump: un dique imposible contra la Hispanidad

 

Entre ambas naciones existen cerca de 3.200 kilómetros de frontera terrestre; las barreras abarcan un tercio: un total de 1.050 kilómetros

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ABC

Como adelantó este martes en su cuenta de Twitter, el nuevo presidente Estados Unidos, Donald Trump, ha aprobado la construcción del muro que separa a México de Estados Unidos. La promesa ha sido uno de los pilares de su campaña electoral. Sabía que si no la cumplía, quedaría muy desacreditado. Se trata de una de sus medidas para aumentar la seguridad nacional. El mandatario estadounidense estima que se invertirán entre 10.000 y 12.000 millones de dólares, aunque el diario «The Washington Post» eleva la cifra a 25.000 millones. Pretende que sean los mexicanos quienes corran con los gastos.

Sin embargo, lo cierto es que ya hay un muro: una serie de vallas discontinuas que marcan dónde empieza un país y dónde acaba el otro. El dirigente se limitaría a ampliar y fortificar las construcciones que ya existen. Entre ambas naciones hay 3.142 kilómetros de frontera terrestre; las barreras abarcan un total de 1.050 kilómetros, un tercio de la frontera. Para el resto, se han aprovechado límites naturales: cadenas montañosas, canales y humedales (superficies de tierra que se inundan de forma permanente o intermitente). En definitiva, zonas difíciles de amurallar. Destaca el curso del Río Bravo o Río Grande, que separa buena parte de los territorios de Texas y Nuevo México de estados mexicanos como Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila o Chihuahua.

Ya sea a través de límites naturales o artificiales, la frontera atraviesa el continente de este a oeste, desde el Golfo de México hasta el Océano Pacífico, pasando por los desiertos de de Chihuahua y Sonora. Separa dos mundos muy diferentes y dicurre por seis estados mexicanos y cuatro estadounidenses.

Construcciones del hombre

Ahora bien, sin duda, lo más interesante es conocer cómo son los límites artificiales que Trump quiere hacer más fuertes. Presentan un aspecto muy diferente en cada tramo. Hay barreras de 2,5 metros de altura por las que solo pueden pasar coches y no peatones; otras, impiden la entrada a todos: desde mallas de alambre hasta paneles de chapa, pasado por barras o postes verticales que miden entre 5,5 y 9,1 metros y que cuando llegan hasta el mar están hechas de otro material para evitar que se oxiden. También hay zonas con dobles y triples vallas. Es el caso del doble muro que impide a los inmigrantes indocumentados entrar en la ciudad de San Diego, en California, usando el Río Tijuana.

En plena zona fronteriza, tampoco faltan videocámaras, sensores de movimiento, drones y patrullas, las United States Border Patrol (USBP, patrullas fronterizas de Estados Unidos), creadas en 1924. Según la cadena británica BBC, se han producido más de dos millones de detenciones en los últimos cinco años. Por ello, de los once millones de ilegales, cerca de la mitad no entraron por la frontera. Lo hicieron por aeropuertos y puertos con su pasaporte para, luego, no marcharse nunca del país. En contraposición, también es la frontera que mayor número de cruces legales experimenta: más de un millón al día.