viernes, 26 de abril de 2024 20:31h.

Cuando el terror se convierte en una espeluznante puesta en escena

El fotografo, Burhan Ozbilici, pensó al principio que era una obra teatral, pero al ver la gravedad decidió cumplir con su trabajo de tomar fotografías

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La Vanguardia

El mundo entero pudo ver este lunes como un policía turco asesinó a sangre fría al embajador ruso Andrei Karlov . La impactante escena quedó filmada por una cámara que estaba grabando el discurso en la exposición, pero al oír los disparos solo aumentó el plano antes de abandonar la videocámara. Aunque hubo un fotógrafo presente que no abandonó su puesto de trabajo a pesar de la peligrosidad. Se trata de Burhan Ozbilici, reportero gráfico de la agencia Associated Press (AP).

El fotógrafo no se creía lo que acababa de pasar a solo unos metros. Pensó en un primer momento que se trataba de una obra teatral, pero al ver la gravedad de los hechos decidió seguir informando jugándose la vida. “Estaba asustado y confundido, pero encontré un escondite parcial detrás de una pared e hice mi trabajo: tomar fotografías”, así lo relata Burhan Ozbilici en un artículo redactado en primera persona y distribuido por AP.

Burhan OzbiliciCreía que era una actuación teatral”

“Parecía un evento rutinario más, la inauguración de una exposición de fotografías de Rusia. Cuando un hombre con un traje oscuro y corbata sacó un arma me quedé de piedra. Pensé que era una actuación teatral. Aunque en lugar de eso se trataba de un asesinato frío y calculado que se desarrollaba frente a mí y a otros testigos que, aterrados, comenzaron cubrirse”, redacta el fotógrafo testigo del asesinato. Además, explica que hubo al menos ocho disparos que inundaron de ruido la galería de arte.

Burhan Ozbilici no tenía en sus planes del día acudir a esa exposición de fotografías, pero finalmente acudió porque le pillaba de camino a casa desde la oficina en Ankara. “Cuando llegué ya habían empezado los discursos. Andrei Karlov se disponía a hablar cuando me acerqué para retratarlo, pensando que esas fotografías podrían ser útiles para las noticias de su agencia relacionadas con Turquía y Rusia”.

Antes del fatal suceso, al fotógrafo se le pasó por la cabeza que el embajador parecía una persona muy tranquila e humilde porque durante su charla utilizó un tono cariñoso hacia su tierra natal y hacia numerosas paradas para que el traductor pudiera repetir todo en turco sin prisas.

 

“Luego vinieron los disparos y el pánico en el público. El cuerpo del embajador estaba en el suelo a unos pocos metros de mí. No pude ver nada de sangre a su alrededor, creo que pudo haber recibido un disparo en la espalda. Tarde unos segundos en darme cuenta de que una vida había desaparecido ante mis ojos”, escribe en su pieza Burhan Ozbilici.

El reportero gráfico de AP retrocedió unos metros y buscó resguardo mientras el policía truco, identificado posteriormente como Mevlüt Mert Altintas, apuntaba con su arma a las personas que estaban en la exposición.

“Al principio no entendía lo que había motivado al tirador. Pensé que podría ser un militante checheno, pero luego se supo que estaba gritando consignas sobre la ciudad siria de Alepo. Probablemente estaba enojado por los bombardeos rusos que tienen como objetivo expulsar a los rebeles. Miles de civiles han muerto en los combate”, asegura el fotógrafo.En los momentos posteriores a los disparos se vivió mucha tensión dentro de la sala. “El pistolero se agitó. Caminó alrededor del cuerpo del embajador y rompió algunas de las fotos que colgaban de la pared”, esa alteración provocó que creciera el miedo en de Burhan Ozbilici: “Sabía que era peligroso que se volviera hacia mí, pero avance un poco y fotografié al hombre mientras mantenía a sus rehenes cautivos”.

El fotógrafo de AP pensó en sus amigos y conocidos que habían perdido la vida retratando zonas de conflicto, pero eso no le frenó para seguir disparando con su cámara. “Soy un periodista que tengo que hacer mi trabajo. Podía huir de allí sin hacer fotos, pero no tendría una respuesta adecuada si la gente me preguntaba después por qué no tomé fotografías”.

En cuestión de minutos, el asesino fue abatido y los guardias de seguridad pudieron desalojar el recinto. Se montó todo un operativo policial y las ambulancias pudieron atender a los rehenes que habían sufrido ataques de pánico.