Comunicar la Defensa

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Javier López

La Defensa tiene un potencial comunicativo enorme que todavía no se ha aprovechado en España. Detrás de un soldado siempre hay un Derecho a proteger en cualquier sociedad democrática

El pasado 8 de Diciembre, día de la Inmaculada, patrona de la Infantería y fiesta grande en la Academia de Toledo, todos los focos estaban puestos en la presencia de María Dolores Cospedal como ministra de Defensa en el lugar más emblemático y castrense de la capital de Castilla-La Mancha. Se habló mucho de ello como es lógico, también de presencias y ausencias.  Se destacó en las crónicas el buen trato entre la nueva ministra y la alcaldesa Milagros Tolón. Se relató, por lo demás, lo que fue el acto, practicamente invariable año tras año, en discursos, himnos, homenajes a los caídos y demás elementos de la liturgia militar. Se reseñó también el aperitivo final en el  gran salón de la academia, como siempre lugar de encuentro entre el público en general y las autoridades asistentes. Como siempre presidido por  la sencillez y el buen hacer del Ejército en estos casos.

Sin embargo, poco se escribió de la jornada de puertas abiertas que acompaña y completa este día grande en la Academia de Infantería. Estuve paseando un rato por las zonas exteriores y era una gozada absoluta ver a las familias congregadas allí, hablando animadamente con los militares que en traje de campaña estaban al cargo de la organización. Era una preciosa imagen ver a esos soldados (muchas mujeres entre ellos, por cierto)  ayudando a los niños a subirse a los acorazados y cuidando con mimo que no tuvieran ningún accidente. Era todo aquello la imagen de la Defensa y los Ejércitos como punto de encuentro con el pueblo al que defiende en sus derechos fundamentales, y muy poco se dijo de todo aquello en las crónicas del día después.

Dos días antes de la Inmaculada, en la celebración del día de la Constitución en el Congreso de los Diputados, me reencontré con Fernando Navarrete, el histórico realizador de TVE, y estuvimos hablando precisamente y durante un buen rato de las lagunas enormes que hay en la comunicación de los temas relacionados con la defensa y la seguridad nacional. “Hay que comunicar bien la Defensa”, me decía. A lo largo de la actual etapa democrática no se ha hecho un buen trabajo que actualice ante la opinión pública la imagen de nuestros ejércitos sin caer en el absurdo de presentarlos como una especie de ONG repartidora de mantas y aspirinas.

Trasmitir la abnegación, el buen hacer, lo que significa trabajar a veces a cambio de un sueldo no demasiado alto en algo en lo que puedes llegar a poner tu vida en juego, como demuestra ya la larga nomina de caídos a lo largo de los últimos años en las misiones internacionales. Generalmente los militares, en cuyo colectivo hay de todo lógicamente, suelen irradiar un buen aroma personal pero son al tiempo uno de los grupos peor reconocidos y valorados por una parte de la ciudadanía. Otros ciudadanos, en cambio, entre los que están los que acuden masivamente a la academia toledana el día de la Inmaculada, los tienen en una alta estima.

El Ejército es un mundo lleno de peculiaridades y recovecos horadados por una historia, la de España,  singular  y con mucho peso . En Toledo  está también el Museo del Ejercito que es un foco cultural de primer orden donde se organizan continuamente actividades que acercan el mundo de la milicia a la gente.  El ejército es en definitiva un servicio público de primer orden donde se extrema al máximo la cualidad del patriotismo, lo que por otra parte debe estar presente en cualquier servicio publico sea cual sea.

Pensaba en estas cosas el otro día mientras veía a las familias disfrutar con nuestros soldados y veía también al día siguiente el poco eco que tuvo esa parte tan sustancial de los actos relacionados con la Academia de Infantería en el día de la Inmaculada. En Toledo, donde lo militar forma parte de la misma entraña de la ciudad, quizá falte la distancia necesaria para saber  lo importante que es comunicar la Defensa, y el potencial que tiene. En los países civilizados como el nuestro detrás de un soldado siempre hay un Derecho al que protege en última instancia.

Artículo publicado en La Tribuna de CLM