jueves, 28 de marzo de 2024 01:16h.

Paco Frutos y la izquierda que no ha sido

Javier-López @Nuevosurco

¿Alguien piensa que el independentismo tendría algún futuro en España si encontrara en frente una férrea oposición sindical?. Desgraciadamente esto no sucede aquí, al contrario de lo que sucedería en Francia, por ejemplo.

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No es frecuente que en España una persona nítidamente de izquierdas critique con dureza y con bravura el gran montaje del independentismo.  Utilizo el concepto “nítida” para aludir y clasificar a esa izquierda a la que el devenir socialdemócrata del socialismo moderado le parece suave y flojo, y, por otra parte, juzga que el populismo confuso de Podemos no es más que una excrecencia indeseable que terminará por infectar todo el  tejido.

 Pero Paco Frutos, exsecretario general del PCE,  reivindicó esa izquierda casi inédita en España en la manifestación de Barcelona en defensa de la unidad y la solidaridad entre los españoles. El caso puede ser una simple anécdota u otro síntoma más de que en nuestro país  balbucea de vez en cuando esa izquierda que nunca ha pasado de ser un embrión, una especie de verso suelto en una sinfonía incompleta.

Sin embargo, Frutos no es el único que está en ese carro. Hace unos meses el grupo de periodistas de The Experience Club invitamos a nuestros desayunos al madrileño Ángel Pérez, otro comunista que rechaza de plano componendas con el populismo morado y con el independentismo catalán. Un defensor acérrimo, como pudimos ver aquel día, de la unidad del país, más allá incluso de la propia Constitución del 78 que cobija ahora nuestros derechos y libertades.

Tenemos también el caso de Nicolás Sartorius, un representante singular de esa  izquierda profunda española, que estos días ha criticado duramente “el procés”, entre otros motivos, porque “rompe la unidad de los sindicatos”, según le he escuchado. ¿Alguien piensa que el independentismo tendría algún futuro en España si encontrara en frente una férrea oposición sindical?. Desgraciadamente esto no sucede aquí, al contrario de lo que sucedería en Francia, por ejemplo.

El enfoque de todos ellos, que son excepciones que confirman la regla general en todo lo que en España hay a la izquierda del PSOE, es el mismo: el independentismo es malo porque es reaccionario, porque pretende fulminar de un plumazo todas las solidaridades existentes entre los trabajadores de todos los pueblos de España, porque finalmente es una coartada de los sectores más pudientes, en este caso de Cataluña, para obtener más ventajas de tipo fiscal y económico.

Pero contra ellos se lanza la generalidad de la izquierda profunda española tachándoles de fascistas. Son enviados sin piedad por “los suyos” al baúl de los trastos inservibles como apestados. Son considerados antiguallas fuera de lugar y tiempo, cuando en realidad están apuntando al horizonte más inédito y prometedor para una izquierda que se dice española.

Una auténtica pena, porque esa izquierda es tan necesaria para un país como el agua. Y aquí nunca ha llegado a ser plenamente.

Artículo publicado en Diario16