viernes, 29 de marzo de 2024 00:10h.

Muerte de Fidel Castro

Una dictadura es una dictadura: las organizaciones de Derechos Humanos alarmadas ante el discurso politicamente correcto tras la muerte de Castro

El régimen castrista tiene un largo historial de ejecuciones, desapariciones, asesinatos extrajudiciales, opresión a la disidencia así como a los periodistas, que tratan de ejercer el derecho fundamental a la libertad de expresión.



 

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La vida del comandante Fidel Castro se apagó ayer y fueron muchos los que en diversas partes del mundo celebraron su fallecimiento: enemigos, no le han faltado nunca. El líder de la Revolución ha muerto en su cama y en una Cuba comunista, a pesar de lo que se auguró y conspiró en su contra. Por mucho que se quiera almidonar su figura –por respeto a los familiares del nonagenario–, lo cierto es que Castro gobernó el país caribeño con excesiva mano dura y hay muchas sombras que examinar. En los 57 años que lleva en curso el régimen castrista, han fallecido y desaparecido unas 10.000 personas, la mayoría de ellas ejecutadas o asesinadas extrajudicialmente. «Las cifras son sólo casos documentados, sabemos que en la realidad son muchos, muchos, más», explica a LA RAZÓN María Werlau, directora ejecutiva de Archivo Cuba, un proyecto que se dedica a registrar los crímenes del Gobierno cubano.

De acuerdo a Archivo Cuba, tanto Fidel como su hermano Raúl son responsables de la opresión del pueblo cubano y las sistemáticas violaciones de los derechos humanos desde el 1 de enero de 1959, pues aunque Fidel lleva apartado de la primera línea política desde 2006 y Raúl fue designado Secretario general del Partido Comunista, los graves abusos han continuado.

Asimismo, la organización cuenta como muertes atribuidas indirectamente al Estado cubano, a los fallecidos durante su huida de la isla en busca de libertad, pero no las ahogadas en el mar. La diáspora cubana cuenta con más de 2,5 millones de personas, la mitad de ellas, viven en la actualidad en el estado de Florida, en EE UU. Archivo Cuba no ha podido documentar todos los ahogamientos con precisión, pero calculan que serían unos 20.000. Según los documentos a los que tuvo acceso este periódico, 7.365 personas han muerto y sólo hay un responsable: el régimen de los Castro. Alrededor de 5.775 personas fueron directamente ejecutadas, la mayoría en pelotones de fusilamiento en los primeros años del triunfo de la Revolución, aunque a lo largo de estas últimas décadas también se han registrado asesinatos deliberados o extrajudiciales por parte de las autoridades cubanas.

Mención especial merecen los muertos dentro de la cárcel, ya sea por huelga de hambre (16) como víctimas de sospechosos homicidios dentro de las prisiones (159) o por la negación de asistencia médica (209).

Es increíble que en un país con una población de 11 millones de habitantes existan 200 cárceles, muchas de ellas de extrema o máxima seguridad. Tras los primeros años de la llegada al poder de Castro, había unos 20.000 presos políticos que expresaron su disconformidad con el comunismo. No sólo lo recordó ayer el disidente Guillermo Fariñas a LA RAZÓN, también el propio Fidel Castro se jactó de ello en 1965. Todo el mundo guarda en la memoria el año 2003, aquella primavera negra en la que 75 cubanos fueron encarcelados y condenados hasta a 28 años de prisión. Tras varias amnistías del Gobierno en busca de acuerdos internacionales, en la actualidad hay entre 50 y 100 presos políticos, dependiendo de la ONG. Las detenciones políticas no se han reducido, al contrario, según varios activistas consultados, desde el deshielo entre EE UU y Cuba, la represión se recrudeció. Así, en 2010 hubo 2.974 arrestos por motivos políticos, pero en 2015 aumentó a 8.616 y en lo que va de año ya son más de 7.800.

Por mucho que al comandante le gustara escribir artículos de opinión en el diario «Granma», la libertad de expresión tampoco es el fuerte de Cuba. Según Reporteros Sin Fronteras (RSF), la isla caribeña es el décimo peor país del mundo para la libertad de prensa (está en el puesto 171, es decir, es aún más pésimo que países como Irán o Arabia Saudí) y es el último país de América Latina. Desde RSF resaltan que «el Gobierno cubano mantiene un completo monopolio de la información y no tolera ninguna voz independiente». Por si esto fuera poco, las retenciones, las breves detenciones y la confiscación del material periodístico siguen siendo el día a día de los reporteros no oficialistas. Sin ir más lejos, en octubre 11 periodistas fueron detenidos por informar (ya no de la dictadura o la represión) sobre los efectos del huracán «Matthew». Aunque suelen soltarlos a las pocas horas o días, aún hay periodistas en las cárceles cubanas.